La concepción artística de este cuadro se vio dividida en dos perspectivas entre los comitentes de la obra. Una facción de la familia del niño prefería una representación más informal, mientras que la otra abogaba por conferirle mayor solemnidad al conjunto, siendo esta última postura la que finalmente prevaleció.
La sesión fotográfica se llevó a cabo en la finca «La Vara», en su mayoría en el jardín. En algunas tomas, el niño adoptaba una posición sentado en una silla baja de enea. Entre las poses, una en la que se encontraba sentado al revés, a horcajadas y apoyado en el respaldo, me gustaba especialmente. No obstante, la escalera con la balaustrada también ofrecía un entorno sugestivo y más acorde con la esencia que el cuadro buscaba transmitir.
La tarde resultó muy divertida. Mi modelo y yo disfrutamos haciendo limonada antes de la sesión de fotos y posteriormente intentamos venderla. No recuerdo si el joven empresario obtuvo algún beneficio económico, pero nos divertimos mucho en el intento. Continué observándolo en los días subsiguientes, deteniéndome en sus expresiones, el color de sus ojos y de su pelo. Era un niño notoriamente guapo, aunque creo que todas las personas poseen algo especial, al menos así lo he sentido en cada retrato que he pintado.
En esa etapa de mi carrera artística, reproduje los fondos de manera naturalista. Transicionaba de una fase inicial en la que dejaba visible la gestualidad de la pincelada y otras texturas, como empastes y restregados, a una pintura más preciosista, aunque con un límite en la descripción de los detalles. También comencé a depurar las tonalidades del color que se apartaban de la realidad. Tal vez, algunos consejos que recibí del reconocido pintor Antonio López marcaron una ruptura con mi enfoque anterior. Romper con lo que se está haciendo es, en sí mismo, un paso hacia un camino diferente.
Date:
27 de julio de 2023