Este retrato fue creado durante la infancia de mi hija Adela, cuando tenía apenas seis años. A pesar de que se encuentra recostada, la pose que adopta en la pintura es dinámica, ya que reposa sobre el respaldo de un sofá. Adela era una niña llena de energía y muy alegre, y esta vitalidad se refleja en la obra.
Los colores utilizados en el retrato rompen con la convencionalidad, ya que opté por blanco, negro, rojo y tierra oscura, generando una paleta vibrante y llena de fuerza, en sintonía con la energía que caracterizaba a mi hija. Recordando aquellos tiempos, me viene a la mente cómo solía adornarle el cabello con lazos grandes, detalle que mis hijas aún recuerdan, aunque no sé si con total agrado.
En este trabajo artístico, inicié un proceso de transición al eliminar empastes, buscando una pintura menos opaca y gestual. Esta evolución se alejaba de la técnica empleada hasta el momento, explorando nuevas formas de expresión.
En los retratos por encargo, generalmente se prefiere que la mirada del sujeto se dirija hacia el espectador. Sin embargo, tanto en este retrato como en los otros dos que realicé de mi hija Amalia, opté por desafiar esta convención. La mirada de Adela se desvía hacia otro lugar, transmitiendo un sentido soñador y creando un mundo único que va más allá del momento de observación al artista.
La imagen de este cuadro fue la que se utilizó como cartel anunciador para la exposición individual de retratos que tuvo lugar en la Asamblea de Mérida en el año 2009.
Date:
27 de julio de 2023
